josepepe en Quito, Ecuador

jueves, junio 27, 2019

10 reasons mountain biking makes you awesome


Posted By: Nate Lessnick
Instagram: Sacred Rides
October 10th, 2013
Traducido sin permiso para este blog



1) ES UN ENTRENAMIENTO DE VERDAD... Y SEGURO VENCE A LA CINTA CAMINADORA
¿Cuándo fue la última vez que escuchó a alguien decir: "¡Acabo de matarme en la cinta de correr y me lo pasé genial!"? Con toda probabilidad, nunca. Una de las razones principales por las que las personas abandonan su rutina de ejercicios es porque simplemente no se divierten con ella. Y es comprensible que, después de dar una vuelta en la bicicleta estacionaria, han visto una repetición de Seinfeld y han derramado un cubo de sudor, y eso es todo. Haz ciclismo de montaña y descubrirás que por cada colina que te quema las piernas y te aplasta los pulmones, eres recompensado con el salvaje descenso que has estado deseando.







2) ES TERAPÉUTICO
¿Tuviste un mal día? ¿Tienes ganas de hacer esto a tu impresora? Aquellos que practican ciclismo de montaña tienen una salida efectiva y positiva a la que recurrir cuando necesitan desahogarse. Lanzar una pierna sobre su corcel y martillarlo durante una hora puede tener los mismos efectos de recuperación (si no aumentados) como acostarse en el diván a contar recuerdos de infancia, sin tener que pagar la factura al psicólogo. Sus problemas pueden no haber cambiado, pero su perspectiva sobre ellos ciertamente lo hará.




3) TE ACERCARÁS A LA NATURALEZA
Como lo dijo una vez Rachel Carson: "Aquellos que contemplan la belleza de la tierra encuentran reservas de fuerza que perdurarán mientras dure la vida". De hecho, las investigaciones muestran que aquellos que son capaces de distanciarse del ruido y el caos de la vida cotidiana para encontrar alivio en la tranquilidad de la naturaleza son más felices, están menos estresados y tienen más energía. Una mirada al pionero de la bicicleta de montaña Brett Tippie es evidencia suficiente para apoyar esto.








4) LLEVARÁS AVENTURA A TU VIDA
El ciclismo de montaña es, por naturaleza, un deporte bastante aventurero, cuya mera mención evoca cierto espíritu de exploración y asunción de riesgos. Y ser aventurero inevitablemente te hace una persona mucho más interesante. Cuando le preguntes a un ciclista de montaña sobre su fin de semana, en lugar de una pequeña charla, a menudo escucharás historias gloriosas sobre cómo saltar a través de puentes desvencijados, escalar picos traicioneros, esquivar ramas o el extraño animal rabioso y regresar a la civilización cubierto de barro, manchado de sangre pero llevando una inmensa sonrisa.







5) DESCUBRIRÁS NUEVAS PARTES DEL MUNDO
Viajar en bicicleta de montaña abre la puerta a un mundo de posibilidades; obtendrá acceso a lugares a menudo demasiado remotos para las hordas de turistas y se relacionará con los lugareños de una manera más significativa que desde el asiento de un autobús turístico. Y lo mejor del ciclismo de montaña es que no importa dónde se encuentre en el mundo, es probable que nunca esté demasiado lejos de una delgada línea de tierra que serpentea a través de un bosque, campo o desierto. Pero demonios, ni siquiera necesitas ir muy lejos... Una bicicleta de montaña puede ayudarte a descubrir gemas ocultas en tu propia ciudad, abriendo los ojos a lo que nunca pensaste que existía en tu jungla de concreto.









6) TE ENSEÑARÁ A MEDITAR
Deje sus aparatos en casa en su próximo viaje y se encontrará viviendo plenamente en el momento. Tampoco es que tengas muchas opciones, con todas las raíces, rocas y curvas cerradas en el camino. Se trata de estar presente aquí y ahora. Rodando con él. Siguiendo la corriente. Todo lo demás, toda la basura que la vida arroja a tu camino, se borra mágicamente. Y esa es la belleza del paseo.





7) SALDRÁS AL AIRE LIBRE
¿Quieres sentirte vivo? Los estudios muestran que una dosis de 20 minutos de aire fresco promueve una sensación de vitalidad y rejuvenecimiento igual a la que proporciona una taza de café, menos las inquietudes. Solo imagina lo que hará un paseo en bicicleta de 2 horas para tu bienestar y la sensación general de dar una patada en la vida. También se pondrá en contacto con su niño interior, y lo llevará de vuelta a los días en que la vida no consistía en hacer números o escribir furiosamente en un cubículo, sino en aprovechar al máximo los placeres simples.










8) TE ENCONTRARAS ALGUNAS GRANDES PERSONAS
Los ciclistas de montaña tienden a ser una raza bastante feliz y despreocupada. Quizás sea todo ese ejercicio. O el aire fresco. O los amantes de la naturaleza. En cualquier caso, las personas felices tienden naturalmente a acudir a otras personas felices. Así que únete a un club de neumáticos pesados y estás obligado a conocer gente de buena disposición y afines con una propensión a la risa y una inclinación por las buenas cervezas.







9) APRENDERÁS UNA LECCIÓN O DOS SOBRE AUTOSUFICIENCIA
En un mundo de comodidad y conveniencia, hay algo profundamente satisfactorio y gratificante en el hecho de confiar en su propio ingenio y dos mitones para arreglar la inevitable ruptura del camino. Poder diagnosticar y reparar percances mecánicos es una parte tan importante del ciclismo de montaña como cortar un sendero o elegir la cerveza adecuada para después del viaje. Y si saber una cosa o dos acerca de las reparaciones de bicicletas significa dar una mano a los menos inclinados a la mecánica, considérelo un depósito saludable en su cuenta de karma.









10) AUMENTARÁS TU CONFIANZA
La sensación de hacer una escalada monstruosa, balancearse a través de un estrecho puente de escalera o abrirse camino en un descenso técnico es bastante increíble. Y afortunadamente, la mayoría de los senderos para bicicletas de montaña ofrecen numerosos obstáculos, desafíos y Everest personales, sin importar su habilidad o nivel de condición física. Todo lo que necesitas es un poco de práctica, algo de determinación y una patada en el culo para enfrentar tus miedos y superar tus límites ... lo que resulta ser una buena analogía para casi cualquier cosa en la vida que valga la pena.




lunes, junio 10, 2019

El Cinto – Buenaventura

09-06-2019

Paseo organizado por “Pedal Brutal”

La organización: excelente. ¡Sinceras felicitaciones!

La invitación convocada públicamente por Facebook:

  VUELTA AL ATACAZO
  Encuentro: domingo 09 de junio 2019 – 06h15
  Salida: 06h20
  Distancia: 50km
  Nivel Técnico y físico: MEDIO
  Tiempo estimado de la vuelta: 04h20
    https://pedalbrutal.com/
    https://mobile.facebook.com/pedalBrutal.Ec/

La reunión fue puntual en la cruz del Papa. El grupo inicial de unos 12 ciclistas, salió según planificado. En el camino se fueron juntando más. En la tribuna de sur fue donde se juntaron todos. 39 ciclistas en total.

Habló uno de los líderes de Pedal Bruta. Información del paseo, reglas generales, seguridad.

Partimos en dirección al Pichincha. Trepada interminable hasta El Cinto. Reagrupamiento, descanso y fotos.

Tomamos un camino/chaquiñán en ladera de montaña hacia el sur. Paisajes increíbles. Llegamos a una intersección, tomamos el camino de descenso y bajamos embalados hacia el barrio Buenaventura. Gran recompensa por la dura trepada previa. Nuevamente el grupo completo se reunión. En ese punto, según lo programado se treparía al Atacazo. Estimaron que tomarían 2 horas hasta llegar al destino… y luego volver. Con este escenario, mi grupo de amigos resolvimos “abrirnos”. Agradecimos a los organizadores y emprendimos el retorno. Bajamos a Chillogallo, tomamos la Mariscal Sucre hasta encontrarnos a la altura de la ciclovía y de vuelta a la cruz del Papa. Una pena no haber concluido el paseo planificado. Hasta escribir estas líneas no tengo noticias de cómo les terminó de ir al grupo. Estoy seguro que muy bien.

lunes, mayo 13, 2019

Metro - técnico

12-05-2019
Vuelta al metro buscando partes técnicas.
Cuatro ciclistas disfrutando como niños en el parque. Una hora y media de pura diversión.



sábado, mayo 11, 2019

Antenas del Pichincha

11-05-2019
Muy duro para mi.
Fuimos 4 compañeros de trabajo y dos amigos pro.  ¡SUPER!
Todos ellos muy bien preparados. Hicieron que me esfuerce al máximo. Misión: ENTRENAR.
Logre llegar y eso me pone muy contento. La bajada si que fue una gozada.
Gracias a todos y para la próxima prometo estar un poco mejor.

Prueba de que llegué

El grupo

El recorrido


Actualización

De manera no planificada, coincidió que otro grupo de compañeros de trabajo hicieron el mismo ascenso a las antenas del Pichincha a pie. ¡Bravo!
Fue muy grato el encuentro.

Foto del grupo completo de compañeros, sin mi. Es que yo estaba todavía subiendo cuando tomaron esta foto ☺

viernes, mayo 03, 2019

Chaquiñan - Tababela

03-05-2019

Un paseo muy relajado, disfrutando del camino y la compañía. Salida a las 07h00 desde el portal de Cumbayá. Destino: Tababela (ida y vuelta). 8 ciclistas.

Reagrupación en el portal La Esperanza y descenso al Chiche. Pinchazo y reparación, ascenso a Arrayanes. Siempre por el Chaquiñán pasando por las hosterías de Puembo, cruce de la quebrada del Guambi por el puente, cruce del túnel y llegada hasta la Panamericana E35.

Reagrupación, hidratación y retorno.

Parada de rigor en los jugos (portal Arrayanes). Jugos, plátanos y cevichochos. Foto oficial y a continuar con el retorno hacia Cumbayá.

Llegada sin contratiempos. Despedida.

Compromiso personal de repetir este tipo de paseos.











jueves, mayo 02, 2019

Bike park – Livigno Italia


El tour de MTB "Tutti Frutti Epic" está sin duda alguna en mi lista de deseos.

En el ´Bike Park´ se incluyen senderos nuevos y existentes del Carosello 3000 Mountain Park en la ciudad turística de Livigno en los Alpes italianos.

El recorrido de 45 km de largo es como una montaña rusa sin fin, incluye solo unos cientos de metros de pedaleo cuesta arriba, ya que se puede acceder a todos los senderos en góndolas y telesillas.

Los corredores no tienen que estar tan calificados como Hans Rey y Brian Lopes, pero pueden divertirse al máximo.  Los senderos son de color rojo o azul (intermedio o principiante), adecuados para la mayoría de los niveles de habilidad y perfectos para las bicicletas de Cross Country, All Mountain y Enduro.


Se han construido hasta el momento (2018) más de 25 kilómetros de senderos aparte de la red ya existente de senderos naturales y tiene más de 3500 metros de desnivel.

El parque está en constante remodelación por lo que los senderos no necesariamente pueden recorrerse en la misma secuencia que se muestra en la película.


lunes, abril 29, 2019

Río San Pedro – El Auqui


28-abr-2019

Dos ciclistas. Salimos de San Juan Alto desde el estacionamiento del colegio Terranova. Tomamos hacia la Ruta Viva, San Patricio y bajamos a Lumbisí.

De Lumbisí bajamos en dirección al río San Pedro y de ahí ´a trepar´. Tomamos la vía a Guangopolo y salimos a la autopista Rumiñahui a la altura de los moteles. Subimos por la autopista y cerca al Puente 1 tomamos el camino a Collacoto hacia la autopista Simón Bolivar. Pasamos delante de la gasolinera, cruzamos el paso peatonal y luego la vía hacia Auqui de Monjas (Cerro Auqui).

Vistas espectaculares. Ya en la cumbre, un camino de tierra, un bosque y un descenso por el chaquiñán, el mismo chaquiñán que en un paseo anterior lo hicimos de subida. En menos de 15 minutos llegamos a la Simón Bolivar la cruzamos por debajo y de ahí a San Juan Alto y al colegio Terranova. Fin del paseo.





martes, abril 23, 2019

Reproducción de un relato ciclista - Escrito por una mujer

Escrito por una mujer ciclista urbana – anónimo o por lo menos no puedo dar el crédito a alguien

Pinchar (en el sentido erótico y no ciclístico del término)

Es cierto que la bici hace bien para la salud. Que se tonifican los músculos, que mejora la actividad cardíaca. También es verdad que es un medio de transporte limpio, barato, sustentable. Para mí también tiene mucho de cierto que es una opción política, porque en bici uno habita la ciudad de una manera distinta, al margen, justo por el lado, del imperio del auto y todo su modelo de consumo y estatus social. Otros dicen que ser ciclista da onda, que uno se ve más cool. Algunos afirman que andar en bici es rico y listo se acabó. Pero hay algo tan cierto como todo lo anterior, pero que nadie dice: que uno en bici pincha más. Y no me refiero a pinchar la cámara, sino a pinchar en el sentido erótico, es decir, al acto de intercambiar un coqueteo fugaz. Es así, tal cual como algo que pincha, que punza. Que pasa rápido y que al instante se va.

Habitualmente el pinchazo erótico se realiza mediante un cruce de miradas fortuito, puede ser con ojos dulces o bien abiertamente libidinosos. A lo más el pinchar puede llegar a un intercambio verbal breve, con palabras tiernas o con las ideas más bajas del repertorio del piropeo nacional.

Esta facultad no es exclusiva de las mujeres. Cierto amigo contó que él no sabe si es la belleza de su cleta o la altura que toma sobre ella, pero arriba de la bicicleta se siente un potro, un semental del asfalto. Dijo también que él abajo de ella, en sus horas de peatón, no capta tantas miradas. Afirmó que no recibe casi ninguna. Terminó confesando que a pie, él no es nadie en las calles de esta ciudad. Yo pienso un poco lo mismo, aunque con una cuota mayor de optimismo. Mis pasos como peatona no son tan desgraciados, pero, seré franca, en bici es otra cosa.

Yo antes tenía una Mini marca Cic de los años 70, esa que sale en la película Machuca. La muy hermosa pasó 15 años a la intemperie, arrumbada en un patio y bastó nada más una reparación para que sus ruedas recorrieran Santiago con la misma energía que en los días de la Unidad Popular. Aunque la pintamos con spray morado, destinándola a una apariencia siempre ajada, y nunca le instalamos sus hermosos tapabarros plateados, yo mataba arriba de la Mini. Pinché en el sentido ciclístico del término solo una vez en cuatro años, pero en el sentido erótico perdí la cuenta.

Podría clasificar mis pinchazos en dos tipos: el primero, con lolitos vintage que apreciaban tener una bici de 40 años de edad. Ese modelo único, sus rueditas aro 20, su manubrio alto, su parrilla a prueba de todo, eran un imán con los chiquillos adictos a la moda retro. El segundo tipo de pinchazo era con taxistas. Ay, como me encantaban los taxistas. Nunca jamás uno me tiró su auto encima, porque por regla histórica todos los taxistas mayores de treinta años, aprendieron a andar en bicicleta montados en una Mini Cic. En el rojo del semáforo siempre me decían: “señorita, yo tenía la misma cuando era niño y llevé mil veces a mi hermano en la parrilla y la bici nunca se rompió”. Y los ojos se le llenaban de lágrimas y yo veía en sus pupilas a un niño de 12 años, por allá a comienzos de los 80, con la cara sucia y costras en los codos. El taxista se iba feliz en su ensueño de la infancia, y alguna vez abrió la ventana para ver si podía nuevamente sentir el viento entrando por su camisa. En eso un pasajero, el taxímetro y de nuevo a recorrer Santiago por dinero y no por placer. Entre los dos tipos de pinchazo, el ondero sexual y el taxista melancólico, la verdad, no puedo elegir.

Cuando decidí invertir en una pistera para no llegar tan cansada a mi destino y no romperme la espalda al subir la mini a mi departamento del piso 3, una de las cosas que me preocupaba era pinchar mucho la cámara, pero en cambio, que el pinchazo erótico disminuyera su frecuencia. Sí, soy frívola. Por suerte eso no ocurrió. Si en la mini me veía bonita, en la pistera (yo juro), me veo rica. No sé si será la elegancia del marco, sus ruedas finas, o quizás es la posición que asume el cuerpo: las caderas ubicadas a mayor altura que en la Mini y, por lo mismo, el pecho –los pechos- inclinados hacia delante. He pensado en cambiarle el manubrio recto que tiene por uno de ruta, así mi espalda irá totalmente recta, mi coxis quedará más empinado, y de verme rica (yo juro), pasaré a verme súper rica. En efecto los pinchazos de la cámara aumentaron, y los eróticos, por suerte, también. Debe ser que andar en bici se parece un poco a las artes amatorias y es por eso que a los hombres les gusta tanto ver a una ciclista. Ambos actos son cosa de cuerpo, ritmo y movimiento, de saber dónde poner las manos, cómo coordinar las piernas, cuándo subir las caderas. En los dos casos hay que saber cuándo frenar, cuándo deslizarse y cuándo ponerle toda la velocidad. A veces, en bicicleta, al atardecer yendo hacia el poniente, también se tienen orgasmos.

Al tan conocido y poco original “sáquele el sillín, mijita”, con voz rasposa en extremo repulsiva, se han sumado otros piropos en estos meses con mi pistera, que a todo esto se llama Nena. Un día por Compañía, justo antes de doblar hacia San Martín, de una camioneta de alguna empresa de telefonía, con un tono hirviendo en deseo y seudogalantería, su conductor me dijo “Puta que me excitan las hueonas en bici”. Me ofendió su cara de violador en serie, su pretensión tan baja de conquistar así, con lo mínimo. Pero lejos lo que más me molestó fue que me dijera hueona. Es cierto, a veces lo he sido: he dejado el tostador prendido con el pan encima hasta desintegrarlo e inhabilitar la cocina, la casa entera, en realidad. No he respaldado textos y he presionado “no guardar”. Una vez envié un trabajo por correo luego de haber pasado la noche en vela terminándolo. El mail iba dirigido a un filósofo connotado y decía, no me pregunten por qué, lo siguiente: “Profesor, le deje mi cerebro con la secretatia del departamento de filosofóa”. Ningún error en esa corta oración es de ahora. Eso le escribí al profesor, tal cual. Supongo que “mi cerebro” era “mi trabajo”, “secretatia” era secretaria, “filosofóa” era “filosofía”. Me asombra que a pesar de tanta equivocación y tan absurda, le haya puesto el acento a filosofía, o sea, a filosofóa. En la o, bien marcado. Si he sido aquello que me dijo ese conductor, pero él no me conoce así que no tiene el derecho de decírmelo, no se lo permito.

Yo no sé arreglar un pinchazo, nunca he desmontado la rueda, ni idea cómo detectar la perforación, pero sí sé cómo responder al otro pinchazo. Furiosa y ansiosa de venganza, acto seguido a su insinuación, puse mi máxima cara de zorrita y le dije “¿en serio te excito?”. Su rostro se llenó de esperanza y pude ver como algo en él se “tonificaba”. Su compañero lo animó a continuar el flirteo y justo antes de que el semáforo diera la luz verde, le dije “en cambio a mí, no me excitan ni un poco los hueones en auto”. De pronto él era todo flacidez. Provocativamente me puse a andar sobre los pedales y si me hubiera podido pintar con lápiz labial las nalgas, me habría escrito “sue-ña”, una sílaba en cada cachete.

Otras vez menos desagradable, en la calle Portales, un joven copiloto de un camión de gas me dijo “linda su máquina, señorita”. Yo que había comprado recién a mi Nena le respondí “gracias, esta nuevecita de paquete”. Él, con risa, me dijo “no, lo decía por usted”. Yo era la máquina. Seguí por Portales viendo en mis rodillas engranajes y sentí que mi cuerpo de máquina metálica brillaba con el sol.

Mi bici se llama Nena en honor a las fans de Sandro. Yo por el Gitano lo dejaría todo: a mi casa, a mi familia, a mi perro Fermín. Es que esas caderas, esas manos. Es que esos labios, por sobre todo esos labios. Cuando Sandro murió mi amiga Natalia me envió un artículo en su homenaje. Uno de sus párrafos decía: “tus nenas saben que no se trataba de pelvis, sino de estados emocionales. Por eso cuando joven y luego de esas catarsis escénicas te bajaba el pulso y podías vomitar o desmayarte. Y ya más viejo, las hacías olvidarse de los años, la celulitis, el paso del tiempo, y ellas se sentían queridas y amadas una vez más”. A mí me pasa lo mismo cuando ando bicicleta, me siento la más amada. Aunque mida un metro y medio, aunque pese menos de 50, aunque hace años que no varíe mi talla de sostén. No importa. Y es que en realidad qué importa si no se es rica, si arriba de la cleta uno conoce en cada esquina el amor. Porque andar en bicicleta, más que a las artes amatorias, se parece al mismísimo amor. Lo andamos, lo disfrutamos y siempre es mejor cuando corre vientecito. Lo recorremos, aceleramos y conocemos la felicidad. Pero también cansa. Pucha que cansa. Está lleno baches, de hoyos, de obstáculos, de gente que se cruza en el camino. Uno se cae, duele, de hecho sangra. El amor, como la bici, nunca es en línea recta, hay que saber doblar, perderse, detenerse y retomar el camino. En el amor, como en la bici, lo importante no es el destino, sino el trayecto en sí. Andar el amor y andar en bici, es mejor escuchando “Trigal” de Sandro.